SURCOS

SURCOS

I. Probablemente existen caminos dorados,

donde nadie los busca.

II. Y agujeros, y árboles invertidos.

Y símbolos en serie, eléctricos

III. Conviven en mundos sin bendecir

y abismos lo abarcan todo, la pesadilla

IV. Quizás la imperfecta perspectiva

y los constantemente altos horizontes,

V. O tal vez el cilindro y el cono, acoplados

creando, sospechosos, una patente ausencia.

VI. O puede que las playas de tierra, rubias,

nos ofrezcan una aliviadora respuesta.

VII. Al misterioso sentido, quizás terrible,

de estos eternamente paralelos Surcos.

F.L.

Planteado inicialmente como maquetas en tablas para las piezas de gran formato en lienzo, por razones prácticas sin embargo toma su propio camino en la noción de precariedad, y en línea con esto en todo acercamiento a la idea de sostenibilidad. El paisaje desde ese punto de vista cobrará nuevos sentidos, nuevas y diversas lecturas, quizás fragmentarias y balbuceantes, a veces confundidas con una tendencia nostálgica del interiorismo, pero nuevas formas al fin y al cabo de enfocar la pintura de paisaje. En un entorno artístico que la ha dado por obsoleta en su sentido más profundo, el conceptual académico y globalizado, y que ha convertido el paisaje contemporáneo en escultura descomunal, el regreso a la pintura de paisaje requiere de una colaboración con el objeto y por tanto con la escultura, serlo de hecho en esencia, y cumplidos los requisitos conceptuales volver a esa contemplación intemporal e interior del paisaje del Romanticismo. Curiosamente, visto a día de hoy, el nombre de la galería donde se expuso por primera vez este trabajo coincide con la tesis que lo sostiene. Así mismo los primeros bocetos -la serie "Surcos"- fueron el último trabajo de la carrera universitaria. Basados en un poema homónimo sobre el paisaje manchego, estos dibujos (uno por estrofa) establecen los códigos gráficos, que luego concluirán en la propia biología de la madera años más tarde.

D.P.